Ayer, el bulevar Amador Lucero (ubicado debajo del puente de la avenida Mate de Luna) se tiñó con coloridas banderas para celebrar la Fiesta de las Colectividades. Organizado por la Municipalidad capitalina, el propósito del evento fue conmemorar el Día de los Inmigrantes y, de paso, ofrecernos un domingo diferente en el cual nuestro “crisol cultural” floreció en todo su esplendor.
Entremezcladas en dos largas hileras de puestos, la celebración reunió a 16 colectividades (entre ellas, la española, boliviana, griega, brasileña y judía) que mostraron su legado material a través de la venta de artesanías y diversos espacios para aprender historia, literatura o geografía.
Por el resto, el gran protagonista de la jornada se lo llevó la gastronomía. A partir de las 13, los aromas empezaron a mezclarse en el aire; con tantas alternativas, los comensales astutos son aquellos que saben gestionarse en grupos para compartir “un poco de todo”.
Sabores y shows para darle la vuelta al mundoEl menú incluyó un recorrido por Latinoamérica (con arepas, tacos y chipas), Europa (a estas alturas la paella es sagrada), Asia (los referentes fueron el sushi, onigiri, ramen y hotdogs) y Oriente Medio (con shawarmas, sfijas y niños envueltos).
¿Y para el postre? si no hacemos tateti resulta complicado elegir entre los brigadeiros, dulces sefardíes o de masa fila.
Amor internacional
Cada quien con su indumentaria e idioma, pero siempre unidos para preservar las tradiciones… esa fue la impresión que se impuso a lo largo de la jornada.
A diferencia de ediciones anteriores, esta vez la festividad tuvo por detrás un concepto específico. “Decidimos hacer énfasis en el amor y sus diversas facetas. Por ejemplo, en el cariño que podemos sentir hacia nuestros hermanos, parejas o el prójimo. Con la cantidad de conflictos políticos y sociales que vivimos actualmente, quisimos fomentar un momento de unión y de fraternidad”, comentó Diana Mizrahi, a cargo de “El Sentir de los Pueblos”.
La idea condujo a que las colectividades ucraniana, árabe y andaluza recreasen como son las bodas en sus países. Sobre un pequeño escenario hubo matrimonios bendecidos con lluvias de granos y hermosos atuendos con gemas o delicados patrones. El homenaje al romance también se extendió a la música, con interpretaciones de coplas españolas (a cargo de Priscilla Portillo) y canciones en italiano.
Tampoco faltaron las demostraciones de artes marciales coreanas y japonesas; estas últimas a cargo de la Asociación Japonesa de Tucumán.
Herencias compartidas
En nuestra provincia hay al menos unas 15 colectividades de inmigrantes que se agrupan -en mayor o en menor medida- para encarar acciones sociales o hacerse notar cuando el calendario lo demanda.
Al respecto, un mensaje bastante positivo pasa por la cantidad de gente que se suma a las asociaciones por interés personal; pese a no tener ningún tipo de ascendencia que los hermane.
“Nosotros solemos decirles nikkei o miembros de corazón porque aman la cultura y la adoptan como si fuera propia. Esta clase de actividades públicas nos permiten visibilizarnos y estrechar lazos de amistad. Conocer lo desconocido nos vuelve iguales”, reflexionó Keiko Saito, presidenta de la Asociación Nikkei Tucumán.
Además, fueron varios los participantes que resaltaron la labor de los voluntarios y los integrantes jóvenes o pequeños. “La comunidad andaluza posee disciplinas artísticas para diferentes edades. Contamos con un ballet, un teatro infantil y taller de canto. También queremos sumar a futuro un taller de lectura. Al margen de los descendientes, hay muchos tucumanos que se acercan por afinidad con alguna disciplina artística y ya pasan a formar parte de nuestro grupo para siempre”, describieron Norma del Pino y Olga Arenas, del Centro Andaluz Federico García Lorca.
Sobre la efeméride
El Día de los Inmigrantes se instauró en 1949 después de que el presidente Juan Domingo Perón emitiera un decreto (N° 21.430) al respecto. La fecha fue elegida porque el 4 de septiembre de 1812, el Primer Triunvirato firmó uno de los documentos más importantes para promover la inmigración y darle acogida a “los individuos de todas las naciones y sus familias que deseen fijar domicilio en el territorio”.